Deducir gastos por trabajar como autónomo en casa

Muchas veces, los autónomos encuentran dificultad para conseguir financiación de un banco con las condiciones deseadas. ”. El hecho de ser trabajadores por cuenta propia sin una nómina fija y con ingresos irregulares hace que las entidades bancarias establezcan una serie de requisitos distintos para permitirles acceder a una hipoteca.

Sin embargo, ser autónomo también tiene ventajas. Una de ellas y en la que se centra este post son las deducciones fiscales. Aquellos autónomos que trabajan desde casa tienen derecho a desgravar gastos que, relacionados con su actividad laboral, cumplan una serie de requisitos.

¿Cuáles son los requisitos para que un gasto sea deducible?

El primer requisito que existe para que un gasto de un autónomo que trabaja desde casa sea deducible es que esté relacionado con su actividad laboral. No tiene ningún sentido que un autónomo que trabaja haciendo páginas web, desgrave la compra de trajes de disfraces. Es necesario que el gasto esté directamente relacionado con su empresa.

El segundo requisito consiste en la transparencia y registro del gasto que se quiere deducir en la contabilidad del autónomo. Si se quiere deducir material de oficina, el gasto debe estar registrado en el libro de contabilidad del autónomo. Una vez se cumpla el primer requisito, es muy fácil cumplir el segundo ya que solo se necesita obrar con transparencia y hacer que todos los movimientos queden reflejados en la contabilidad.

El último requisito para que el gasto sea deducible es poder probarlo. Para ello, es indispensable contar con facturas, recibos o tickets de todos los gastos que se quieran deducir. Es necesario demostrar y justificar el gasto ya que Hacienda lo podrá comprobar cuando quiera.

¿Qué gastos son deducibles para un autónomo que trabaja en casa?

Aunque el listado de gastos que son deducibles por un autónomo podría ser infinito. Vamos a agruparlos en las principales categorías de gastos que un autónomo que trabaja en casa se puede desgravar.

El primer grupo de gastos deducibles son los relacionados con la vivienda. A fin de cuentas, si el autónomo paga todos los meses 500 euros de alquiler y destina el 20% de la superficie de la vivienda a su actividad profesional, podrá desgravar 100 euros. La ley indica que es necesario que la superficie empleada para la actividad esté bien definida. Un ejemplo sería el de un abogado que durante la pandemia trabajó desde casa en la habitación que usa como despacho.

La hipoteca y sus intereses funcionan del mismo modo, pudiéndose desgravar los gastos en el mismo porcentaje que la superficie utilizada para la actividad profesional del autónomo represente de todo el inmueble.

El segundo grupo de gastos deducibles son los suministros. Los gastos de internet, luz o agua también se pueden desgravar. Sin embargo, Hacienda lo ha regulado de la siguiente manera. Si el autónomo destina el 20% de la superficie de la vivienda a su actividad profesional tendrá derecho a deducir el 30% sobre ese 20% del gasto. Con un ejemplo numérico es sencillo de comprender.

Un autónomo usa un despacho de 20 metros cuadrados en una casa que mide 100 metros cuadrados lo que representa el 20%. Si los gastos totales en suministros son de 600 euros, de ese 20% de 600 euros, el autónomo podrá deducir el 30%. En este caso sería 36 euros a desgravar.

En el tercer grupo irían todos los gastos asociados a la manutención. Estos gastos deberán haberse producido en restaurantes o establecimientos de hostelería y pagados a través de un método de pago electrónico. En este grupo también se pueden incluir gastos en desplazamientos o vestuario, siempre que estén relacionados con la actividad y pueda demostrarse con facturas o tickets.

Finalmente, no podemos olvidar los gastos más comunes en toda actividad profesional. Este último grupo comprende todos los gastos deducibles por compra de material de oficina como ordenadores, grapadoras, papel, impresoras etc… Por lo general, son los más fáciles de justificar.